01 junio, 2008

¿Sólo la fe basta para salvarse?

Hoy de nuevo se ha tocado el tema de la pretendida contraposición entre la fe y las obras que tanto daño ha hecho al cristianismo.

Como católica coherente que pretendo ser, sé que debo dar a conocer mi fe y hacer apostolado donde quiera que me encuentre y con cualquier persona de buena voluntad que me necesite o que yo pueda ofrecerle el conocimiento de las enseñanzas de Cristo a su única Iglesia.

Este interés me ha llevado conocer a muchos buenos cristianos de otras denominaciones, a quienes yo respeto desde el fondo del alma, pues desconozco las dificultades que puedan tener para no adherir a la fe verdadera, -con humildad, pero lo debo decir muy claro- pues Dios infinitamente sabio y bueno no podía dejar un caos de desunión como el que vemos si se preocupó tanto de pedir por la unión de todos sus seguidores. En algo hemos fallado los hombres para llegar a la situación actual de la cristiandad dividida.

Todo esta introducción es para comentar una de las grandes dificultades que tenemos para ponernos de acuerdo en uno de los puntos más controversiales -sin que jamás haya sido necesario que lo fuera- que es el asunto de la fe fiducial de los seguidores de Lutero y otros reformadores, que piensan que creyendo en el Señor ya estamos salvados, sin importar mayormente las obras como he oído y leído en montones de textos más o menos oficiales de los propios evangélicos sobre esta crucial cuestión.

En la primera lectura se destaca el apego a la letra de la Ley (Dt.11,18.26-28.32) y en la segunda pareciera como si San Pablo lo desmintiera categóricamente (Rom 3,20-25a.28) cuando dice que "el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley". Para entenderlo, hay que ir a los que Jesús dijo al final del Sermón de la Montaña (MT 7, 21-27) :

7,21 No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. 7,22 Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 7,23 Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" 7,24 Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: 7,25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. 7,26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: 7,27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.
7,28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina;
7,29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

Para mí está tan claro como lo ha estado para la única Iglesia desde siempre: hay que poner en práctica la fe con obras. Desde ahí hay que partir la interpretación de las Escrituras, pues si tomamos aisladamente algunos trozos, sin referirlos al CONJUNTO de ellas y a lo que enseña la Iglesia desde su institución por su fundador Jesucristo, claro, podemos equivocarnos medio a medio.

Digo todo ésto porque los hermanos separados en general, hacen su vida obrando como buenos discípulos de Cristo: son caritativos, honrados, justos, etc, etc, pero si se les pregunta, o en sus prédicas y escritos, hacen una división, son pesimistas sobre el estado de su alma después del pecado original y se consideran tan corruptos por él, que son incapaces de hacer obras meritorias (ahí está todo el tema de la justificación) y que sólo se salvan por la fe, o sea por creer que Cristo los salva con independencia de su obrar. Nosotros no; pensamos que al caer al hoyo del pecado, salimos estirando la mano a Dios que nos da la suya, colaborando con nuestra salvación. Ellos creen que al caer ya no salimos de ahí si no es por la sola actuación de Dios Redentor, independiente de nuestros actos con la condición de que CREAMOS QUE JESÚS NOS SALVA. Nosotros lo creemos, ¡OBVIO!, pero con esos "matices" que son de mucho fondo.

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Una última cosa: ¿Se han fijado en la maravillosa elección de las lecturas de las misas? es que son tan armoniosas, tan ilustrativas, tan adecuadas que son una maravilla por si mismas.

6 comentarios:

Javier dijo...

Hola, tropecé con tu blog por casualidad y la verdad, ha sido una bendición de Dios. Sigue desarrollando tu apostolado por la red. Muchos lo necesitamos.
Te invito a mi blog de comentarios sobre la Palabra.
Un abrazo.

Aeronauta dijo...

Gracias, Javier. Debo decirlo acá pues no tienes blog accesible para mí para comentarte.

Había dejado un poco de lado el sitio acá porque me agobiaba. Ahora lo he tomado con pausa y todo va mejor. Gracias por tu estímulo.

Javier dijo...

Perdona. Mi blog es: www.lapalabracomentada.blogspot.com

Tus comentarios serán siempre bienvenidos.

Anónimo dijo...

Querido Javier:
ha sido un gusto conocerte. Este blog de "Aeronauta" que has conocido hace poco nació para hacer comentarios del evangelio. Se suponía que sería el del día, pero al final era de vez en cuando, un par de veces a la semana. Lo amplié a lo que es hoy, y de paso lo cambié por completo, desde la URL para adelante.

Me alegro de encontrar personas que traigan la Buena Nueva a la blogósfera. Damos testimonio de que Dios sigue vivito y colenado y hacemos un apostolado moderno en un medio emergente que no hay que descuidar.

Saludos.

Anónimo dijo...

Para San Pablo, lo primordial es la fe sobre las obras... Para Santiago la fe sin obras es una fe muerta, y no sirve para nada.

Creo que lo principal es la fe, pero la verdadera fe tiene que motivarnos ha hacer las cosas de manera coherente con la fe que profesamos.

Gracias y bendiciones

Ululatus sapiens dijo...

Creo que habría que remitirse a la Declaración conjunta sobre la justificación de la Iglesia Católica y Federación Luterana Mundial de 1999: 'entre luteranos y católicos hay un consenso respecto a los postulados fundamentales de la doctrina de la justificación' (DJ 40).

Entonces, podría decirse, quedó resuelta la controversia, tras casi cinco siglos de división. Veamos: 'Juntos confesamos: Solo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras' (DJ 15).

En términos más sencillos: Dios salva porque le da la gana, porque es bueno. La salvación es gratuita y no se puede merecer. Nosotros, si de verdad creemos esa buena noticia, debemos corresponder a ese amor con obras dirigidas a nuestro prójimo, y es aquí cuando San Juan y Santiago complementan a Pablo: la fe sin obras no es tal y el que ama a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso.

Les dejo el enlace completo: http://www.corazones.org/doc/luteranos_catolicos.htm

¡Saludos!

P. D. Aeronauta: me gustaría saber tu opinión sobre estos videos, que hablan sobre la Compañía de Jesús actual y que abarcan, creo, varios temas sobre el sacerdocio que has tratado. Te dejo el enlace: http://ululatus-sapiens.blogspot.com/2008/03/ms-videos-jesuticos.html