26 mayo, 2007

¿Cristianos, y sin Iglesia?

Hoy es Pentecostés. La venida del Paráclito, tan importante, como para que Jesús les dijera a sus discípulos: "Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré".



¡Nos conviene que se vaya el Maestro amado! ¿Y por qué? pues porque vendrá el Santo Espíritu, que procede del Padre y de Él, que nos hará recordar todo lo que Él ha dicho. Se lo promete a los discípulos, no a cualquiera, es decir se lo promete a SU Iglesia y así sucedió cincuenta días después de su resurrección cuando estaban todos prendidos a las polleras de la Virgen María escondidos por miedo a los judíos, pero desde ese momento salen --con Pedro a la cabeza-- al mundo, sin temor, con la fuerza del Espíritu de Amor que es el alma de la Iglesia, de la única Iglesia que fundó el Señor: la Iglesia Católica, y lo digo sin soberbia, más bien con pena, pues tanto que rogó antes de padecer que fueramos UNO, como el Padre y Él son uno para ver esta desunión entre los cristianos, escándalo para los que tiene que creer por nuestro testimonio.

No sólo vemos el lamentable espectáculo de cristianos divididos, sino increíblemente, "católicos a su manera" pues piensan --y viven--creyendo que pueden saltarse a la Iglesia y seguir tan cristianos o católicos como si fueran ellos el asistente que prometió el Señor para "enseñarnos las cosas rectas y darnos sus divinos consuelos".

No me meto en las conciencias, pero para nadie con un mediano celo por las cosas sagradas puede serle indiferente algo tan contrario al deseo de unidad de Jesús.

También para ser cristianos como el Maestro deseaba, hay que vivir de los sacramentos que son SIETE; hay que vivir las virtudes para imitar a Jesucristo; debemos rezar y hacer apostolado lanzando las redes en nuestro ambiente, con el más cercano.

Para que efectivamente vayamos siendo uno con la asistencia de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, pidamos los siete dones que nos regala el Espíritu de Amor diciendo, por ejemplo:

"Ven Espiritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; "envía tu Espíritu, y serán creadas todas las cosas, y renovarás la faz de la tierra".

Oración.

¡Oh, Dios! que has instruído los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haznos conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

6 comentarios:

Cristian dijo...

Muy buena reflexión Pentecostal, claro que si. Bendiciones.

Ululatus sapiens dijo...

¡Feliz Pentecostés!

Yo dejaría la puerta algo más abierta. Me refiero a la Iglesia Católica y Apostólica (no nada más la iglesia romana, sino las iglsias orientales y la iglesia anglicana), pero, más aún, a la Iglesia-Pueblo de Dios, al completo: con nuestros hermanos mayores y menores y todos los hombres de buena voluntad, que son los que han de conformar la verdadera Iglesia de Cristo, al final de los tiempos. Juntos, siendo UN solo cuerpo que trabaja por la construcción del Reino.

Aeronauta dijo...

Gracias, Ululatus, por tus saludos :)
En relación a "dejar un poco más abierta la puerta", yo la abiría de par en par, pero no saco nada, pues el asunto es que el Maestro dejó unas condiciones muy claras: " que haya un solo rebaño con un solo pastor", y ya se ve que lhay quienes se apropian de este derecho no son los sucesores de Pedro, piedra de la única Iglesia, y la única que cumple todos los requisitos es la Católica Apostólica y Romana, y si no, ¿por qué nos acusan ahora de abusos y/o pecados de antaño? pues es la única con esa continuidad que la hace reconocible. Por desgracia, se resaltan las debilidades de sus mienbros humanos sin considerar el verdadero milagro de su permanencia, cosa que se la adjudico a la asistencia del Espíritu Santo prometida a los apóstoles.

Ululatus sapiens dijo...

Yo sí sacaría algunas cosas... Pero, al fin y al cabo, la unión (no uniformidad: confundir ambas cosas es un error gravísimo) del Pueblo de Dios es, en buena parte, tarea del Espíritu. Y no que el diálogo ecuménico y la resolución de añejas y estúpidas rencillas políticas (como las que separan a las iglesias de Oriente y a la de Roma), así como entendimientos éticos y teológicos, no sean importantes. Todo lo contrario.

Sin embargo, un excelente ejemplo de la acción del Espíritu lo proveyó el texto para la Jornada de Oración para la Unidad de los Cristianos de este año, que trataba sobre la situación de la Iglesia (esto es, el conjunto de cristianos) en Sudáfrica. En barriadas azotadas por el desempleo, la miseria más absoluta, las pandillas, la drogadicción y el azote apocalíptico del VIH/SIDA, hasta diez iglesia distintas (la Católica, Anglicana, Bautista, Presbiteriana, Luterana, Evangélica, Pentecostal...) se ven en la necesidad de compartir un solo templo y unir esfuerzos para la pastoral juvenil, la educación básica (construir y mantener escuelas) y el cuidado de la salud (construir y mantener hospitales, atender enfermos y hacer campañas de prevención). ¡Ésa es la Iglesia, verdaderamente unida bajo su único pastor: Jesús de Nazareth!

¡Vaya que me devolvió la esperanza esa realidad, testimonio vivo de la actuación de Dios en este mundo roto y sufriente!

¡Saludos cordiales! (Y gracias por la respuesta)

Aeronauta dijo...

Por supuesto que el ejemplo que pones es esperanzador. Si ya está anunciado que deberemos unirnos, hasta con los judíos. Yo lo creo y me ilusiona, pero no es lo mismo una cosa que otra si el Hijo de Dios se ha encarnado y dejó su Iglesia con unas líneas muy claras desde los tiempos apostólicos por expresas indicaciones de Jesús.

Yo también te puedo contar que en Alemania, donde vive una hija, se remozó la iglesia católica que enfrenta al otro lado de la plaza a la iglesia luterana, y para ese tiempo en que nosotros estábamos sin templo, los hermanos separados nos lo prestaban hasta que se reabrió la nuestra.

Igual cosa en Rusia, me han contado --no lo juro--, en que los católicos ayudamos a los seminarios, edificación de templos y formación cristiana de los ortodoxos, pues son nuestros hermanos que sufrieron mucho por conservar la fe, y acá y acullá la lucha es por las almas y es un modo de acercar posiciones y conservar la fe, que algún día será totalmente UNA.

Saludos

San Blog dijo...

Aeronauta:

Excelente lo que has escrito. Se siente tu amor por la Iglesia y todo lo dices con mucha objetividad.