He hablado de fe informada, etc y he recomendado con pasión el Catecismo de la Iglesia Católica, documento oficial y por ello recoge todo lo que debemos creer, recibir, practicar y pedir, que es lo clásico en toda catequesis, pero no me he referido aún a una notable falencia que tenemos los católicos en general y que es una marcada ignorancia de la Escritura.
Ya sabemos que no aceptamos la sola Escritura separada de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia, como nuestros hermanos separados protestantes hacen, pero hay que reconocer que por esta falencia de ellos ¡nos sacan cuatro cuerpos delante en el conocimiento y manejo de la Biblia! (hablando en términos hípicos) y si ellos hicieran su apostolado con nosotros nos podrían "dar vuelta como calcetín" y hacer vacilar una fe que desconoce lo que cree en sus bases bíblicas, por no meternos con las otras bases tan valiosas como esta _y que complementan y se explican unas a otras ( pero ese es otro capítulo) _ y que los protestantes no reconocen, oficialmente al menos, pues desde el canon de la Sagrada Escritura para adelante ¡es pura Tradición! ¿Quien ha dicho qué libros era canónicos, por ejemplo? ¿Dónde dice en la Biblia que son esos y no otros? etc.
No es para polemizar, sino para hacer tomar conciencia de lo muy importante que es que los católicos manejemos la Palabra de Dios a un nivel aceptable de conocimiento, no por mera cultura religiosa, sino amando lo que el Señor, creador del cielo y de la tierra, ha querido manifestar al hombre. Merece por lo menos que lo escuchemos en El Libro de los Libros.
Ya sabemos que no aceptamos la sola Escritura separada de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia, como nuestros hermanos separados protestantes hacen, pero hay que reconocer que por esta falencia de ellos ¡nos sacan cuatro cuerpos delante en el conocimiento y manejo de la Biblia! (hablando en términos hípicos) y si ellos hicieran su apostolado con nosotros nos podrían "dar vuelta como calcetín" y hacer vacilar una fe que desconoce lo que cree en sus bases bíblicas, por no meternos con las otras bases tan valiosas como esta _y que complementan y se explican unas a otras ( pero ese es otro capítulo) _ y que los protestantes no reconocen, oficialmente al menos, pues desde el canon de la Sagrada Escritura para adelante ¡es pura Tradición! ¿Quien ha dicho qué libros era canónicos, por ejemplo? ¿Dónde dice en la Biblia que son esos y no otros? etc.
No es para polemizar, sino para hacer tomar conciencia de lo muy importante que es que los católicos manejemos la Palabra de Dios a un nivel aceptable de conocimiento, no por mera cultura religiosa, sino amando lo que el Señor, creador del cielo y de la tierra, ha querido manifestar al hombre. Merece por lo menos que lo escuchemos en El Libro de los Libros.
11 comentarios:
Por si a alguno le sirviera, yo hago un rato de lectura espiritual de 15 minutos en total, por reloj; de estos leo cada día un trozo grande o pequeño del Nuevo Testamento y otro poco de algún libro espiritual.
Si luego puedo o necesito para preparar alguna charla, clase, etc, le dedico más tiempo a la lectura de la Biblia en general (los Salmos y profetas me fascinan), pero también hago oración con ella: trato de hacer lo que se llama lectio divina, es decir ir desmenuzando en la oración sus capítulos hasta empaparme y me los aprendo casi de memoria, pero eso no es obligación: la memoria es un talento y no es exigible.
Si lo mides, el tiempo dedicado a la lectura con este mísero rato diario es nada menos que ¡casi 92 horas al año! o sea más de tres días ....¿mucho?....¿Cuántas horas le dedicas a ver las noticias, y de ese tiempo, ¿cuánto al fútbol y la farándula, "prensa del corazón", chismes, etc. ?
Para pensarlo, creo.
Quiero dejarles COMPLETO un artículo de la Iglesia de Santiago en que hace eco de lo que vengo planteando en este post, leer la Biblia.
Lo dejaré tal cual par aque si lo retiraran del sitio original no se borre de acá.
Cómo leer la Biblia: LECTIO DIVINA (qué es y cómo se hace)
Lectura orante y eclesial de la Palabra de Dios (Lectio Divina)
Al finalizar el gran jubileo de 2000, Juan Pablo II, en NMI, ha llamado a la Iglesia a tomar conciencia de su tarea evangelizadora en el nuevo milenio. La invita a poner su mirada en Cristo (C. II) y a caminar desde Él (C. III). La primacía de la gracia debe impregnar los programas pastorales (38). En este contexto la centralidad de la palabra de Dios es consecuencia lógica y vital:
“(…) Desde que el Concilio Vaticano II ha subrayado el papel preeminente de la palabra de Dios en la vida de la Iglesia, ciertamente se ha avanzado mucho en la asidua escucha y en la lectura atenta de la Sagrada Escritura. Ella ha recibido el honor que le corresponde en la oración pública de la Iglesia. Tanto las personas individualmente como las comunidades recurren ya en gran número a la Escritura, y entre los laicos mismos son muchos quienes se dedican a ella con la valiosa ayuda de estudios teológicos y bíblicos. Precisamente con esta atención a la palabra de Dios se está revitalizando principalmente la tarea de la evangelización y la catequesis.” (NMI 39) (La cursiva es nuestra)
El Papa resalta también los desafíos:
“(…) Hace falta, queridos hermanos y hermanas, consolidar y profundizar esta orientación, incluso a través de la difusión de la Biblia en las familias. Es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la lectio divina, que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia.” (Idem)
La consecuencia del encuentro vivo con la Palabra es el anuncio de Jesucristo. La mujer samaritana, después de su encuentro con Jesús, corre al encuentro de los suyos llamándolos para que vengan a ver aquel le ha dicho la verdad (Jn 4, 29). Ellos, al encontrarse con Jesús, dirán que creen en él porque al oírlo han descubierto que es el salvador (Jn 4, 42).
Quién se ha encontrado con el Salvador ya no puede estar quieto y hace suyas la palabra de Pablo “¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Co 9,16).
La lectura de la Palabra es en y con la Iglesia
La Iglesia desde sus inicios ha bebido de la Palabra, y movida por el Espíritu, la ha consignado por escrito para vida de la misma comunidad. Es el Espíritu del Señor quien le ha enseñado y conducido al encuentro con Cristo en la Escritura, que es Palabra escrita de Dios para nosotros.
Hoy, animados por el mismo Espíritu, somos conducidos al manantial del agua viva que es esta Palabra. La Iglesia del tercer milenio ha redescubierto gozosa la veterana tradición de la Lectio Divina “para encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia”
¿Qué es la Lectio Divina?
Nos remontamos a Guigo II, monje cartujo (S XII). El nos ha legado la sistematización de la lectura de la Palabra hecha en los monasterios de la edad media. Mientras en las aulas académicas se discutía la teología, los monjes hacían de la Biblia el libro de oración con un sencillo método: lectio, meditatio, oratio contemplatio.. Esa es la base que hasta hoy se mantiene para orar la Palabra.
En el tiempo este esquema ha experimentado modificaciones, pero sigue manteniéndose como base en la mayoría de los métodos de lectura bíblica
¿Cómo se hace la Lectio Divina?
El método es muy sencillo. La Comisión Nacional de Pastoral Bíblica lo propone con el siguiente esquema, utilizado en el material del mes de la Biblia:
En este esquema se aprecia la coherencia y la sencillez del método propuesto para que la Lectio Divina sea hecha por cualquier persona y en comunidad.
Actitudes para la Lectio Divina
* Escucha: Cuando Moisés vio la zarza ardiendo y sin consumirse, se acercó a ella con respeto y atención más que curiosidad (Ex 3, 1-6). Esto le valió escuchar la voz de Dios que salió de ella. La Palabra de Dios es para nosotros un misterio fascinante al que muchas veces nos acercamos descuidadamente. Es terreno sagrado en el que debemos entrar descalzos de todo aquello que nos impide oírla con reverencia y respeto. La Palabra nos exige la gratuidad y la disposición de escucha.
* Compromiso: La lectura orante de la Palabra exige una opción por vivirla cotidianamente. Talvez la mayor dificultad para la orar la Palabra es la incoherencia de nuestras vidas. La falta de armonía entre lo que leemos, oramos y vivimos. No podemos olvidar que el discipulado es un camino constante.
* Perseverancia: La lectura de la Palabra supone dedicación y tiempo. El Señor tiene una pedagogía con cada uno de nosotros y eso requiere entrar en su tiempo. Dos cosas prácticas necesarias: tiempo fijo para la lectura y, en lo posible, la misma hora cada vez. Por ejemplo media hora diaria en la mañana o en otro momento que acomode, pero siempre el mismo. Lo peor es dejar la lectura para cuando haya tiempo porque nunca se le encuentra
Puede parecer un método mecánico y frío. No se trata de ir pasando de una etapa a la otra como quien cumple una tarea. El paso de un momento al otro es tan vivo e imperceptible como el paso de la noche al día o el paso de las estaciones. La lectio Divina es un modo de lectura de Palabra dinámico y muy rico en frutos y bendiciones.
Con qué espíritu se hace la Lectio Divina
Por último, es muy importante iniciar la lectura de la Palabra, ya sea en comunidad o personalmente, implorando la asistencia del Espíritu Santo. La Palabra, nos enseña la Iglesia, ha de ser leída con el mismo Espíritu con que fue escrita. (Dei Verbum 12). El Espíritu, que viene en auxilio de nuestra debilidad y nos enseña a orar como conviene (Rom 8, 26) conduce que la Biblia sea Palabra de vida para la Iglesia y para el creyente.
Nos hacemos eco de las palabras de Juan Pablo II cuando llama ha escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital con Dios mismo.
Roberto Sepúlveda M. Pbro.
Director
Comisión Nacional de Pastoral Bíblica
Iglesia Católica de Chile
El problema es que la gran mayoría de los católicos chilenos sinceramente cree que la Biblia es la única fuente del cristianismo. Entonces, cuando un evangélico viene y les muestra el verso que dice "a nadie llamen Padre" ya tienes uno que ha dejado de ser católico. Sumale a eso la leyenda negra de la inquisición y Galileo, y tienes una venta fácil, como dicen los gringos.
Eso de la tradición y que sola scriptura no es verdad, ni siquiera pasa por sus mentes.
hace tanto que no leo la Biblia.....
Patoace que gusto saber de ti! tienes razon, es tal la ignorancia que en general tenemos, que hablar de las bases puede requerir "un bachillerato" o propedeutico previo en catequesis; pero no todo esta perdido, la gente tiene interes, ganas, sed de oir de Dios y para eso es que hay que comenzar con preparacion y estudio, cada uno/a segun sus posibilidades.
princesa espoliada no te vendria mal recordar los tiempos ingenuos e inocentes leyendo la Biblia. A nadie le viene mal beber las frescas aguas limpias y cristalinas de la Palabra de Dios. Un saludo
Me parece sumamente admirable la dedicacion que tienes, en todo lo que haces, seguro la fuerza y la inspiración te vienen de El. Espreo que ya estes mejor del resfrio. CARIÑOS ;D
Uno de las grandes regalos de la eucaristía es, precisamente, que nos "obliga" incluso a los más vagos a escuchar al menos una vez a la semana la Palabra de Dios... y no es suficiente, pero al menos es algo que nos mantiene ahí :)
desde que tengo uso de razon en un colegio de monjas universidad catolica Dios por todos lados y puedo decir que para nada me llena leer y tomar un biblia me gusta mas pasar horas conversando con Dios con mi amigo con mi todo :)
Triste princesa La Biblia es un mar sin orillas. Otros pueden decir que "un pozo sin fondo", pero para sacar agua de ahí, hay que tener las ganas de hacerlo, pues pueden estar muy profundas.
Lo que puedo asegurar es que quién se acerca con corazón sencillo y limpio no se va con su cántaro vacío, y Dios habla en la oración, como dices, pero si dejó SU PALABRA escrita, ¡hay que oírlo! ambas cosas no son excluyentes.
Ah! La Universidad Católica no tiene colegios de monjas. Debe haber un error....... Al menos en Chile, no.
Saludos.
:DD Ya voy en el segundo capitulo... y ya voy agarrando vuelo je je... Espero que estes bien. A tomar muuuuucha agua!!! CARIÑOS
Yo creo que la Iglesia Católica va incluso mucho más allá del precepto Scriptura ET Traditio, hasta un escandaloso Sola Traditio. Y esto no lo estoy inventando, se lo leí al entonces cardenal Ratzinger en su libro Dios y el mundo: las Escrituras son producto de la Tradición no sólo de la primera comunidad cristiana (que nación SIN Escrituras), sino del Pueblo de Israel, en cuya Tradición oral, literaria, cultural y, por supuesto, religiosa, nació el cristianismo.
Además, los católicos sabemos que, mediante la Sola Traditio el Espíritu Santo sigue actuando y la Revelación continúa, pues ésta no terminó con el punto final del Apocalipsis de San Juan.
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