24 octubre, 2010

Sagrarios escondidos y entre rejas



El Sagrario es el corazón de todo templo católico porque ahí está realmente presente Jesucristo "con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad", dice nuestra fe. Está sacramentado, pero está, y cuando vamos a las iglesias no vamos a ver el edificio, por más artístico que sea. ¿Por qué entonces se lo esconde tanto en algunos lugares? Da la impresión de que los protagonistas son otras cosas y acá pongo un ejemplo fotografiado por mí en la Iglesia Catedral de Valdivia, Chile, en que no sólo está detrás de un muro donde se apoya la sede episcopal, sino que además está entre rejas y ¡con candado!

Es maravillosa la Catedral de ahí, y no es que no haya  donde hacer una visita al Santísimo Sacramento pues hay una capilla muy acogedora a nivel de la calle, pero la catedral, propiamente tal, tiene esta contradicción. Sus arquitectos, ¿sabrían a quién dejaban escondido? Por suerte, Dios ve a través de barrotes y muros  a sus hijos sureños, a pesar de los mármoles que estorban.



2 comentarios:

hna. josefina dijo...

Te diría que lo escondido tiene una razón y lo de entre rejas probablemente otra.
La primera litúrgica: Con las reformas últimas -que ya tienen bastantes años- se vio que el sagrario no era conveniente que estuviese a la vista en el templo donde se celebra la Misa. Para darle realce a la Misa, que es el sacrificio y el sacramento. La reserva de la Eucaristía en el sagrario es una costumbre que se tomó para guardarla para llevar a los enfermos que no podían asistir a la Misa.
Y a veces se fue desconectando de la Misa, y hasta ésta perdiendo valor para muchos.
Nosotras, que tenemos exposición todos los días, la hacemos -en lo posible- con la Hostia consagrada en la primera Misa de ese día para ver que es continuación de la Misa.
Por eso se pidió que, en lo posible, la capilla del sagrario quedase separada del ámbito del templo donde está el altar.
La reja probablemente sea por seguridad. Para que la gente pueda entrar a hacer visitas, aunque no haya quien cuide. He visto iglesias que abren las puertas, pero adentro tienen cerradas las rejas con la misma idea.

Aeronauta dijo...

La Misa es el sacramento "estrella" pues recibimos al Autor de la gracia en ella, y lo del origen de reservar el Santísimo es efectivo, pero uno muchas veces entra a las iglesias fuera de la celebración eucarística a hacer una visita al Señor sacramentado y no lo encuentra con facilidad, o debe subir al presbiterio, meterse por detrás de un muro donde se apoya la sede del obispo, y cuando ha hecho todo eso, te encuentras con que no hay donde permanecer en oración y está con llave, cosa que comprendo por qué, pero me da pena.

Las iglesias evangélicas permanecen cerradas todo el tiempo, salvo durante sus oficios y eso es porque nadie las habita, no está el Señor realmente presente ahí, y esa es la GRAN diferencia con nuestros templos. Doble pena que lo escondan tanto, más valdría educar sobre el huésped que habita en el tabernáculo, ¿cierto, Josefina?

Me contaron que Juan Pablo II aconsejaba que en las iglesias nuevas se volviera a dejarlo reservado en un lugar de honor y bien visible. Ojalá se retomara.

Cariños, hermana querida, y me encantó que cada día se lo adore en tu congregación