Hace tiempo me ronda la necesidad de que las instituciones de caridad de nuestra Santa Iglesia sean a la vez agencias de catequesis, por decirlo de algún modo, pues la solidaridad sin catequesis se llaman ONGs o ministerios gubernamentales. Más de alguno ha arriscado la nariz por mi modo de ver las cosas, pues también vale aquello de "haz el bien y no mires a quién", lógico.
Pienso que en el caso de nosotros los católicos, el mayor bien es dar la posibilidad de conocer a Dios, aspecto algo descuidado algunas veces por diversas razones, generalmente con muy buena intención, pero que en la práctica muchos sólo se acercan a la Iglesia por lo material que pueden conseguir y no por "lo único necesario" sin descuidar -obviamente- lo que se necesita para tener energía para levantar la vista al cielo, y espero que ser comprendida cabalmente.
Por eso, me da gusto que en la segunda parte de la encíclica de Benedicto XVI esté dedicada a este asunto de fronteras tan sutiles como aparece en esta noticia en Zenit.org
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Agencias de caridad católicas corren el riesgo de disociarse de la Iglesia, según denuncia el presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum»
Pienso que en el caso de nosotros los católicos, el mayor bien es dar la posibilidad de conocer a Dios, aspecto algo descuidado algunas veces por diversas razones, generalmente con muy buena intención, pero que en la práctica muchos sólo se acercan a la Iglesia por lo material que pueden conseguir y no por "lo único necesario" sin descuidar -obviamente- lo que se necesita para tener energía para levantar la vista al cielo, y espero que ser comprendida cabalmente.
Por eso, me da gusto que en la segunda parte de la encíclica de Benedicto XVI esté dedicada a este asunto de fronteras tan sutiles como aparece en esta noticia en Zenit.org
Agencias de caridad católicas corren el riesgo de disociarse de la Iglesia, según denuncia el presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum»
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 enero 2006 (ZENIT.org).- Al presentar a la prensa la encíclica de Benedicto XVI «Deus caritas est», el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», constató este miércoles el peligro de que las entidades católicas de caridad se olviden de su relación con la Iglesia.
«Sin un sólido fundamento teológico las grandes agencias eclesiales podrían correr el riesgo, en la práctica, de disociarse de la Iglesia y de debilitar sus lazos con los obispos: podrían preferir el que se les identifique como organismos no gubernamentales», reconoció el prelado alemán.
«En estos casos, su filosofía no se distinguiría de la Cruz Roja o de las agencias de la ONU», subrayó en su intervención pronunciada en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
El presidente del organismo del Vaticano encargado de alentar y coordinar las instituciones de ayuda católica del mundo lamento que «las agencias de ayuda [católicas, ndr.] a veces hacen programas sin tener en cuenta a los obispos o sin que participe la Iglesia local del país al que quieren ayudar».
Monseñor Cordes admitió que hoy prevalece un cambio en la manera de entender la caridad: «El hombre vive mucho menos ligado a la presencia de Dios y ciertamente esto afecta también a las asociaciones de ayuda».
«La ayuda se ha secularizado», constató, al ilustrar los motivos que han llevado a Benedicto XVI a dedicar la segunda parte de su encíclica a la actividad caritativa de la Iglesia.
«Tenemos que arraigar con mayor convicción el sentido de la caridad cristiana en nuestros corazones», señaló.
En este contexto, subrayó, «la encíclica es un acontecimiento oportuno y decisivo para la misión de la Iglesia».
Al recordar que la Madre Teresa de Calcuta es uno de los nombres más citados de la encíclica, monseñor Cordes constató que se trata de «un mensaje de gran actualidad».
7 comentarios:
Muy interesante. Es difícil saber cuando hablar de Dios y cuando no. Es llamativo como lo dice BXVI, que nos demuestra confianza: "El cristiano sabe cuando es tiempo de hablar de Dios y cuando es oportuno callar sobre Él, dejando que hable sólo el amor".
(Deus caritas est, 31)
Te cuento que éste es uno de los motivos por lo que siento es bueno para los religiosos seguir llevando hábito (otras hermanas mías se lo han quitado): Porque, a veces, en nuestro ser o actuar uno se desenvuelve sin expresar verbalmente su 'catequesis', pero si tengo un hábito lo expreso igual aunque sin palabras.
No sé si me explico. Pienso que es tema para una entrada.
La idea es: Sin estar todo el tiempo -y en cada cosa- haciendo un anuncio -que es imprescindible, pero hay quien puede resultarle agresivo o cansador por reiterativo- con el hábito, ya estás catequizando 'humildemente' con el testimonio de vida.
Queridos Juan Igancio y Hermana Josefina:
Mi entrada sobre la nueva encíclica la he puesto justo como para hacer lo que estamos haciendo: pensarla.
Les encentro razón a ambos y me ha pasado muchas veces que debo pensar si es preferible callar o "hablar con oportunidad o sin ella" como nos dice San Pablo.
Cuando personalmente debo ser prudente y ponderar -tomarle el peso- me encomiendo al Espíritu Santo para que me "enseñe sus caminos y me muestre sus sendas"en uno u otro sentido, ¡pero otra cosa es la ayuda institucionalizada disociada de la intención del Kérigma!: no poner en primer lugar anuncio de la Buena Noticia por abocarse a lo material que pueden dar otras instituciones.
Hermana, andar con hábito es catequesis por si misma y de las mejores. Pasar frío o calor, destacarse aunque se esté cansada y por ello atender a los inoportunos, etc.¡es una maravilla! Gracias, de verdad por perseverar con la ropa que denota tu condición de religiosa católica sin trancas. Indican disponibilidad -rara virtud- entre otras cosas. Me encantaría ver una entrada tuya sobre tu sentir y razones para esa opción.
En fin, la maravillosa encíclica da para mucho desmenuzado y, ¿se dan cuenta de la importancia que los medios le han dado? Ojalá a los que nos está dirigida la leamos y hagamos nuestra. Modestamente, estamos en eso ¿no?
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Juan Ignacio: ¡Qué buena acotación en tu sitio! Siempre me siento mortificada cuando alguien se siente menoscabado por la "caridad"...si menoscaba, o es un soberbio o no era caridad, pienso de repente, quizás deba darle más de una vuelta, pero la caridad es comprensiva, servicial, justa, no es descortés, no es envidiosa, etc, como dice san Pablo en su himno.
Te felicito por tu trabajo, especialmente en un área en que varias personas pensarán que otra palabra más sobre el amor no tiene valor. Todo lo contrario, al amor le sobran palabras y le faltan gestos, creo que una de las fibras más íntimas de la Encíclica de Benedicto XVI es rescatar al amor como un acto de donación, que lleva una responsabilidad muy grande, porque Dios mismo se hace presente en cada gesto que hacemos, y se hace ausente en los gestos que omitimos.
En tiempos de soberbia, la respuesta es el amor.
Ahora en mi blog puse el comentario, pequeño, sobre la primera parte, que a mi parecer es pequeño el aporte que hago, aún falta la segunda parte, para que no se me diga: "Obra son amores, y no buenas razones".
Espero tu comentario, porque mi fuente de inspiración para la segunda parte ha sido esta noticia que pusiste.
Gracias.
Creo que cuando uno empieza a caminar no pide ayuda, el apoyo está ahí siempre, yo aquí también me siento como comenzando a caminar en el camino de la blogosfera. Y te agradezco tus comentarios, ya he arreglado y corregido lo que me dijiste, pero no he eliminado al susodicho de mi página, por una razón que te dejé en mi blog. Ah, antes que se me olvide, me das autorización para incluirte en la lista de mis blogs? Gracias.
Hola amigo: No he logrado ver la razón de no eliminar "al susodicho" ( ¿Lord Voldemort, el innombrable de Harry Potter? :) ) pero deben ser buenas, creo yo.
¡Por supuesto que me alegrará que me enlaces en tu sitio!. Escribimos por una necesidad de expresión, ¿no? Yo haré lo mismo, pero ya te digo, ¡soy exigente! bastante fregada en buen chileno, y no me has defraudado hasta acá. Bienvenido a mi grupo de amigos :)
Visita a mis otras amistades , creo que te gustarán y te darán mucho tema del bueno.
Saludos otra vez, ¡"¡nos cateamos!"
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