15 enero, 2006

Mi muerte: Ensayo general

Hace unas semanas asistí a un pequeño retiro muy sustancioso en que el sacerdote que predicaba nos contó el estupor de una persona que, conversando, le contaba de que acababa de pasar por un serio peligro de muerte y que "no se acordó de Dios en esos momentos" y que al pasar el trance y darse cuenta de que en el momento crucial, ¡en que se juega el todo o nada de la eternidad! no recordó "lo único necesario" y quedó tan cabiloso, que había tenido una conversión.

Yo al menos tengo unos esayos generales de la muerte, de MI MUERTE. Pienso mucho en el tema de los últimos momentos pues Dios me ha dado un problema que con su gracia se ha ido convirtiendo en algo muy bueno para mí: Sufro crisis de pánico nocturnas bastante seguido en que creo que me muero de un "patatuz" --como decía mi abuela-- y entre que siento todos los síntomas de "estirar la pata" --como decía mi abuelo-- y logro despertar toda agitada, me he dado cuenta que lo único a que atino antes del supuesto final de mi vida es a rezar un Confíteor o acto de contrición, encomendame y encomendar a los que Dios me ha dado para que nos salvemos todos y nos juntemos algún día en la Patria Celestial.

Sí, pienso mucho en la muerte aunque sea por este motivo que les confidencio y por eso les pregunto ahora:

¿Piensan en Dios en los momentos críticos?

Se los pregunto pues los que leyendo hayan tenido la paciencia de llegar acá amarán y temerán a Dios en el buen sentido de ese temor, don del Espíritu Santo: temor de ofender a un Padre bueno.


San Juan de la Cruz

El tiempo propicio para la misericordia habrá pasado y será el tiempo de la justicia de Dios que es Rey, Legislador y Juez, cosa que se dice poco. Por eso en su poema La noche Oscura, San Juan de la Cruz dice estas preciosas palabras: «al atardecer de la vida, seremos juzgados en el amor» Será sobre el Amor, pero es un verdadero juicio.

Todas estas meditaciones van también porque me he topado con personas que esperan el último instante para ofrecer o pedir los sacramentos de sanación: reconciliación o confesión, o unción de los enfermos, llamada antes extremaunción. ¿Qué tal si no llega ese último minuto ideal, con todos los auxilios a la mano y como se desea? ¿Nadie piensa que se puede ir perdiendo facultades insensiblemente por un alzheimer o un daño cerebral por un accidente, etc y luego no tener ni la oportunidad de arrepentirse porque se despreció o desechó la mano de Dios cuando nos la extendía en los confesonarios? Yo ya conozco a alguno.

En Isaías (55, 6-7) el Señor dice esto: " Buscad a Yahveh mientras se deja encontrar, llamadle mientras está cercano. Deje el malo su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Yahveh, que tendrá compasión de él, a nuestro Dios, que será grande en perdonar"

Son palabras consoladoras ¿por qué no le escuchamos?

3 comentarios:

hna. josefina dijo...

Te confieso que las pocas veces que estuve, o me creí, en riesgo de muerte no atiné a pensar en Dios. Sólo a pensar que me moría... Lo puedo decir porque sí es una observación que me he hecho después y me he preguntado la razón, sin tenerla totalmente clara.
Tengo algunas posibles: - la primera es que tal vez sea por carácter. Algunos somos más lentos en la reacción -me cuento entre ellos, y caemos más tarde-, y tal vez por eso no reaccionemos del modo esperado inmediatamente.
Me parece que ésta puede ser muy bien, o alguna otra respuesta también psicológica, como por ejemplo, el que algunos en momentos límites tendamos, o no, a vivirlos solos o buscando a otro, u Otro.
Pienso que a esa persona que contó el sacerdote le hizo bien su reflexión, y es bueno, pero a otra -yo al menos- le diría que no saque conclusiones de algo que puede tener muchas respuestas.
Más bien la pregunta importante sería: ¿Qué lugar tiene Dios en mi vida cotidiana? ¿Vivo con El, o sólo en algunos momentos?
Un abrazo

Maru dijo...

lo que es, yo cuando regrese a la casa del Padre, espero que me reciba con los brazos abiertos, como su pequeña hija.

Aeronauta dijo...

Respuestas a Maru y Hermana Jo:

Sí, creo que si uno no vive en la presencia de Dios dificilmente lo recordará en el momento definitivo.

También, como Maru, deseo que me reciba así: saltándome el purgatorio y cayendo en sus adorables brazos de la mano de María y mi ángel custodio que harto me ha preservado en mi vida.

Saludos a ambas.